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Ven pronto por favor. Ven luego, para que tu regreso sea rápido, para que mi soledad aparesca como un chispaso, y no sientas culpa de ti intervención.
Cuando llegues sonríe, abrázame y exagera en la profundidad de tus besos. Recuerdame como era antes, olvida los ojos acuosos que te presento y mis excesos evidentes.
Olvida los rasguños vivos y el movimiento constante que buscan mis labios.
Por favor, toma mis manos con el calor de las tuyas, posa tus mejillas en ellas, y siente en la aspereza el paso del tiempo.
Ay querido, el tiempo ya se nos pasó.
Ya no está lo que buscas en mis ojos, esa torpeza que inexorable convocaba a tu risa. Tampoco, mis lágrimas inmediatas, que gritaban perdón por amarte tanto.
Mi mundo suave que existió en el hueco cerebral, se calcinó junto a los recuerdos, asfixió la esperanza, y me dejó viviendo entre escombros y cenizas de un ayer. Sí, por eso mis ideas huelen a quemado antes de tiempo.
No sé, lo que es yo, no tengo espacio para nadie más en esta burbuja.