Para ti y para todos

25 julio 2010

Novedad

Es un poco absurdo desconocer el alboroto que se desencadena en mi interior después de cada palabra.
Imagino mi cara de alucinación frente a cada sonido, opinión o mirada. Y es que no puedo no-sorprenderme. Mis ojos no pueden dejar de brillar al descubrir los movimientos perfectos de este cortejo infinito.

"Hey, tú que haces nuevas todas las cosas"

Aún recuerdo cuando me preguntaron quién era el niño más niño.
Quién jamás se cansaba del mismo rostro, de mis mismas quejas, de mi constantes caídas.
Quién -al contrario-, exigía más de mí, me estiraba sus brazos siempre, y me decía "Hey, déjate sorprender".
No entendía, era difícil.
"Pero ¡Francisca!... Quién vuelve siempre a tí (después de que desvías la mirada), quién siempre pide más de tí".

Y ahí mis ojos se abrieron con asombro, y respondieron sólo con curiosidad.
Ahora... Verifico mi respuesta. Y mis ojos -aún curiosos-, suman destellos de felicidad y deseo.

0 percepción(es):