Para ti y para todos

27 septiembre 2008

Misandria

No quería dibujar, su cara deslizaba líneas inconclusas y débiles. Vamos, dibuja tu familia.
Ella era la más pequeña, era el punto con ciertos detalles dentro de la hoja. Su madre, más grande, poseía una boca excepcional, con rasgos suaves y sin detalles. Su padre era enorme. Tan enorme, que pudo dibujar con exactitud: el cinturón, el cierre, y los bolsillos.
"¿Quieres a tu papá?", fue lo único que pudo soltar su garganta inflamada por la angustia, y secada por las lágrimas.
- ¿Quieres a tu papá? -
- No. -
- ¿Y porqué no, mi niña? -
- No me gusta cuando juega conmigo. -
¿Cómo cuestionar la exactitud de sus palabras?¿Cómo despistar el innegable silencio que ella entregó?.
El camino ya estaba claro, y el primer paso, fue llorar.

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