Es que ya no les queda tiempo para sentir la lluvia en el rostro.
No, no pueden sentir esos besos suaves que envuelven el cuerpo haciéndonos tiritar.
No ven como el viento se vuelve una caricia escalofriante, de esas que ya no quedan.
No... La lluvia ahora solo provoca cargas. Vuelve nuestro andar más pesado.
Caminar como indigentes risueños, no es cosa de locos.
Soñar con un mañana distinto, no es cosa de ilusos.
Luchar por mis deseos, no es cosa de rebeldes.
Ese es el problema, creemos que sí.
Abandonamos la República.
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