Para ti y para todos

07 octubre 2010

Afraid


Si mi corazón latía como un loco, jamás fue mi intención.

Mirar todos esos rostros no asusta, pero sí lo hace el reflejo del mío en sus ojos.


Inhala/Exhala. Bis. Idem. ¡Otra vez!


Abrir las ventanas

no es suficiente

para respirar.


Que difícil fue el viaje de hoy en la mañana, con el pecho acongojado, las lágrimas retenidas y los suspiros encadenados en una larga inspiración.

Es que mis ojos no resistían más la humedad: picaban, ardían, se cerraban, lloraban.

Era un dolor ya vivido, no muy novedoso... Pero bastante intenso.


Siempre atacan estos malditos impulsos de llanto, en lugares así, cotidianos. Llenos de gente. Incomprensibles.


Y cada centímetro perdía el calor. Mis manos frías, entregaban sus grados a unas lágrimas cálidas que competían por mis mejillas.


No quería estar ahí. Mi laringe presionaba... Y cual manos asesinas, cerraban el escape a un respiro involuntario. Cerraban y hacían agonizar mi bienestar.


Agua. Necesitaba agua.
Fotógrafa: Elena Kalis.

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