Para ti y para todos

17 enero 2011

Reflejo

Pocas personas saben lo que se siente el tener jugo de sandía en la nariz. Menos aún, que el aire tibio lo enfríe.
De pronto siento las ganas inigualables de volar. De correr y en un salto morir en el infinito desprendiéndome sin dolor.
Yo no olvido. Jamás olvido. Aunque no me creas.
Me gusta ser inocente, pero sé bastante de la vida. Amo aún más lo que todavía no conozco.
No entiendo mucho el inglés cuando va rápido, pero me gusta la cara que pone la gente cuando lo habla, sobre todo la extensión extraña de la cavidad oral del inglés británico.

Soy dispersa. Como un gas.

No pretendo que me conozcas. No pretendo que me hagas reír.
Me satisface tu sonrisa.
Quiero bailar. Que tu mano me agarre con firmeza y tu cuerpo se mueva al compás del mío.

Quiero la madrugada en mis piernas y su ejército de hormigas subiendo a descaro por el interior.
Que tu mano tibia, pase por mi cuello, al igual que un patrón por su fundo.
Pero que nunca olvides que jamás seré tuya.
Que jamás seré de alguien. Y menos del mundo.

La Alameda es parte de mi ironía, es parte de nuestro encuentro y también de nuestro amor.
No te he visto, pero ya te amo, porque conocí el amor. Y no creas que te querré de otra forma. Soy así.

Te quiero conocer pronto.
Necesito una espalda para aspirar.

0 percepción(es):