Para ti y para todos

10 febrero 2011

R a i n

El cielo llora de forma intermitente, interminable, interpelándome como si yo debiese dar una extensa explicación.
Me siento frente a un juzgado que solo me mira con ojos de cuervo y espera que el aire haga vibrar algo más que mis manos.
Un miedo conocido se apodera y la respiración -como siempre- va disminuyendo, va haciéndose cada vez más proporcional a esta autopercepción.
Me siguen mirando.
Y el cielo llora como si yo algo tuviese que decir. Como una madre llora al ver el asesino de su hijo. Y ellos esperan mi respuesta.

¿Qué puedo decir yo, que contradiga la versión del firmamento? ¿Con mil estrellas esperando la oscuridad?

Es angustiante, sé que cuando emita la primera palabra, el alboroto será inmenso, y acabarán inundadas muchas ciudades.

Y continúa la monopólica discusión cargada de silencio.
Mojada, ahogándome. Y todos ahogándose. El cielo no se calla, me mira, me acusa, me hace llorar.

Ahora todos lloramos.
Ellos con sus rostros indiferentes, flemáticos, mudos... pero con lágrimas envolviendo los rostros.
Yo... desorbitada, espectante, aturdida.

"Sí"

Para de llover.
Termino de morir.

0 percepción(es):